Bi
Llevo diciendo ya hace algún tiempo, que en realidad debería haber nacido hombre - no se yo en que momento de su larga carrera hacia el objetivo, al tal cromosoma le nació la pata, pero el caso es que: ay que mono! una niña más.
Empezamos por el hecho de que me querían varón para dar al buen hombre, que nunca deseó especialmente tener gamberros revoloteando por casa, la alegría de un nieto para suplantar la falta de un hijo. Después, las frases que más escuché durante mi infancia: “Que parejita más mona! Ay que niña más maja…” - repetían incesantemente mientras le toqueteaban los ricitos rubios a mi hermano – “ah! esa es la niña!?”. De la adolescencia, como que ni me acuerdo de más que el pelo siempre corto y la ropa siempre ancha, tapando todo lo que pudiese ser una curva (y claro, los quilos excesivos) – que Dios tampoco me ha dado muchas, y yo sigo diciendo con orgullo, que me gusta mucho eso de parecerme a mi padre, a la hora de comprar el sujetador. Ya de la vida adulta, veamos: se me olvidan las fechas (no hay cumpleaños que resista), no entiendo el concepto de las flores y los chocolates (entre otras cosas, porque unas se me marchitan por falta de agua y los otros me gustan amargos, que nunca son), no soporto que me hablen por la mañana (de verdad que lo siento, que ya sé que es una lucha contra la insensibilidad, pero no puedo evitarlo), me gusta el whisky (si, esa cosa amarga con color raro), me encantan los niños de los otros (porque se devuelven al final del día), soy muy independiente pero mamá me sigue lavando la ropa (es que yo tampoco he sido nunca acostumbrada), no entiendo que alguien no conciba el sexo sin amor (si lo llego a esperar, la palmo más pura que la Virgen Maria), tengo el pie pesado, la mala costumbre de conducir con una mano y la manía de pegarme al de delante (pero cuando voy sola – vale mamá…es que tu y yo somos una) y podría continuar, pero tampoco es plan, que con todo esto donde quiero llegar es a otro sitio. Devo ter desenvolvido com o passar do tempo, um qualquer mecanismo que me permite entender fácil e claramente os homens - ou alguns deles, melhor dizendo - e não deixa de ser caricato, que as duas almas mais preocupadas neste universo, com que a menina não parta uma unha por andar a deslizar no escorrega ao mesmo tempo que brinca com a lua, tenham descoberto o engenho!