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23 março, 2007

Mi amigo Billy

Lo acabo de recibir - le respondo - y de repente vuelvo a la noche de domingo, al sofá de casa y a la escena de la película; finalmente el niño recibe la carta, la familia espera impaciente su llegada y al entrar en casa todos aguardan que la abra, él la mira y la coge en sus manos, les devuelve una mirada cómplice y se levanta acompañado con ella para refugiarse en la habitación, para estar solo, parece esperar que ella le desvele el contenido mientras la sujeta con un mixto de impaciencia y calma en la mirada. Recuerdo que volví a pensar lo mismo que la primera vez que vi el largometraje: yo me hubiere abalanzado sobre ella.
Nunca llegaré a conocerme del todo, felizmente.