>

05 janeiro, 2011

Desaires

Nunca me importó la hipocresía – porque siempre la mantuve en mi vida a distancia suficiente, en la puerta, cerrada por dentro, del trabajo – pero molesta, la hipocresía molesta.
La disimulación, esa se soluciona sola – no se puede engañar todo el mundo para siempre, si este no quiere – pero la paciencia nunca fue una virtud que me perteneciera.
Nunca me importaron las críticas -  las ajenas porque así lo eran, las otras porque me aportaban algo, algo que sabia me ayudaría a crecer - pero cansan, las críticas cansan.
Sé que siempre intenté ser perfecta, consciente que nunca lo seria.
Me molesta, me agota la escasa paciencia que poseo, me cansa, vivir en un mundo de gente hipócrita que disimula sus imperfecciones en críticas ajenas.